El
maquillaje ha caracterizado a las mujeres a lo largo de la historia en
diferentes culturas, desde ser visto como un recurso artístico hasta brindar
cierto estatus o también diferenciar y tachar de prostitutas y satánicas. Sea el significado que se le dé según el
contexto histórico que se viva, el lápiz labial siempre a estado presente,
desde la antigua Mesopotamia hasta la actualidad.
El
lápiz labial o Rush, tuvo sus primeros
avistamientos en las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, en donde las mujeres
elegantes lo ocupaban como un recurso estético. Los labiales de aquella época
estaban hechos a partir del pigmento de insectos como la cochinilla, algunas
piedras preciosas, arcilla y henna, en donde se machacaba para así formar una
pasta que se aplicaba en los labios.
Los
egipcios fueron los que realmente amarían este producto, ocupando colores mas
llamativos como el morado y el negro, también utilizando a la cochinilla como
ingrediente, además de productos tóxicos para la salud como el plomo, al igual
que los japoneses que fabricaban barras labiales en base al alquitrán y a la
cera de las abejas.
En la
antigua Grecia, comenzó a ser un producto tabú entre la población ya que a las
prostitutas se les obligaba a ocupar labial negro para que pudieran diferenciarse. Mas tarde la iglesia asociaría los labiales
rojos con el satanismo, y a las mujeres que lo ocupaban eran acusadas de ser
brujas.
La que
trajo los labiales de nuevo a la moda fue la Reina Elizabeth de Inglaterra,
siendo de uso casi exclusivo solo para la nobleza, haciendo excepciones en
actores y prostitutas.
Ya en el siglo XX, el Rush estaba instalado como un producto cotidiano dentro de la vida
de las mujeres. Fue en esta época, exactamente en 1923 en el que el lápiz
labial se convirtió en el producto que conocemos hoy en día, con el clásico
giro que regula la barra, creado por James Bruce Manson Jr.
El
labial ya era un producto masivo, ocupado por celebridades y mujeres de
distintas clases sociales, además se podían encontrar en diferentes tonos y
colores. Cabe destacar que, en la primera ola feminista de los años 20, el
lápiz labial fue considerado como un símbolo.
Hoy en día es un producto femenino que es accesible y que
este lejos de desaparecer, un accesorio infaltable dentro de cualquier estuche
de maquillaje y que además a traspasado las barreras culturales desde el inicio
de las primeras sociedades, lo que demuestra siempre los seres humanos han
estado preocupados de su apariencia y estética.
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